lunes, 18 de abril de 2011

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¿El mundo ancho? y ajeno...

Creyó en las promesas del nuevo mundo, se embriagó con mitos de la edad de oro, pero ni las pérgolas de oro danzando a su alrededor fueron capaces de iluminarla y el azulino viento se vino abajo. No hay una verdad tras la puerta, es ésta; no hay tesoros que buscar ni un caballo blanco sobre el cual galopar, es esta la puta verdad. Se empañarán los vidrios, se envidiará al pasado y se querrá matar al diablo, pero no importa: la gente no puede irse decepcionada, la función debe continuar... 

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